Bajo el cobijo del Grupo de Montaña Las Xanas, un grupo de amigos, entre los que se encontraba la facción Trubieca de Cuasacas, fuimos descubriendo los inacabables secretos de esta maravillosa tierrina nuestra. No contentos con ello y, a la par que crecíamos como montañeros, el cuerpo comenzó a pedirnos otro tipo de retos, evolucionando de una manera totalmente natural e indefectible. De las vías de escalada pasamos a seguir el curso de las bravías aguas astures y cuando nos quisimos dar cuenta, habíamos incorporado la iluminación al equipo, para poder hollar el oscuro mundo bajo nuestros pies. Con el tiempo, se alcanzó un perfecto equilibrio con el que disfrutar plenamente de la naturaleza, aunque por otro lado, fueron abandonando el camino muchos y valiosos compañeros de fatigas, de manera que solo dos personas, naturales de Trubia y para más INRI, hermanos, quedaron al frente del negocio. La posterior aparición de la fracción femenina completó el actual cupo de componentes del grupo, potenciándose así, un enorme afán de exploración subterránea, que esperamos, no se pierda nunca.
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